La mejor de las noticias se ha producido hoy: Cheva y Lautaro Acosta regresan a los entrenamiento de manera normal. El miércoles podrían jugar y a ellos se ha unido Konkó: comenzamos a ser un equipo (casi) entero que, con tanta baja, sigue segundo en la clasificación. Sí, segundos por más que en la prensa deportiva madrileña corran a poner segundos al Madrid y a no dedicar en sus portadas apenas unos milimetros a ese equipo que con media afición en contra (o quizá no tanta,a la encuesta en este mismo blog les remito), medio equipo en el hospital y cuatro veces menos presupuesto, ya lleva varias jornadas entre los cuatro primeros.
El miércoles tal vez les veamos. Quizá sea de sus botas de los que partan los goles que nos aupen a cuartos de final de la Copa de S.M. El Rey. Posiblemente sean de la partida, ya que Kanoute requiere descanso porque, a pesar del partidazo de ayer, jugó resentido (no sé qué hubiera ocurrido en circunstancias normales).
¡Qué ganitas de ver al equipo con refresco en la parte de arriba! De verlos a todos apretar, porque la competencia les pueda llevar a calentar banquillos a quien menos esperemos como el uruguayo o el argentino tengan la suerte que todos deseamos.
Probablemente vuelva el Sevilla FC que todos, y cuando digo todos, digo TODOS, estamos deseando. El que no se reserve cuando va ganando porque no hay mucho donde escoger, porque el banquillo es un abanico de canteranos que, por muchas ganas que tengan, les tocaría plantarse delante de bestias sin mucho sentido de la piedad, porque en esto del fútbol la fecha de nacimiento en el DNI no se la miran a nadie (salvo que pases de los 30 años y algunas cosas no te salgan).
Pues que vuelvan ya, porque esas dos partes de un mismo todo que es el Sevilla FC y su sevillismo necesitan reencontrarse ya.
Entre los albores del próximo (y penúltimo, queda la vuelta de Liga) Depor-Sevilla FC y el inicio del partido ante el Numancia hemos de volver a escribir la página que vuelva a hablar del Ramón Sánchez Pizjuán a rebosar y "a hierro" con su equipo y su entrenador, el mismo que hoy nos permitirá irnos a la cama sabiendo que somos segundos.
Así sea.
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